POR ALBERTO QUEZADA
A más 470 días de cuarentena, 322 mil 073 casos confirmados y al alrededor de 3mil 800 muertes a causa del COVID-19 en el territorio nacional, el panorama socioeconómico y la salud emocional de la nación dominicana experimentan una situación de deterioro preocupante.
Lo que padece el pueblo dominicano a más de un año y tres meses de esta pandemia, es una agonía interminable, un dolor que no tiene fin, es como un cáncer incurable que, al parecer, ni Dios ni la ciencia han podido detenerlo. Es una desgracia que amenaza con exterminarnos.
Son más 4.8 millones de dominicanos y dominicanas vacunados contra la terrible enfermedad y a pesar de eso el colectivo nacional no termina de superar la tan pesada de carga de ansiedad, estrés e incertidumbre que le embarga.
El gobierno luce profundamente preocupado y laborioso, el señor presidente Luis Abinader se percibe ansioso y dispuesto a dar lo que no tiene para salir de esta pandemia; pero la enfermedad parece no ceder.
Las estrategias han resultado insuficientes, los esquemas de vacunación no responden, el personal de salud se agota y ¡lo que faltaba!, ahora dizque se aplicará una tercera dosis.
No hay dudas, en estos momentos la República Dominicana asiste pues, a uno de los episodios más angustiantes de su historia económica, social y sanitaria, la cual amenaza de manera seria su democracia y paz social.
Pienso que la coyuntura actual invita a todos los habitantes de esta media isla a dos cosas. La primera, abrazarnos sin reservas a los tres postulados que están grabados en el Escudo Nacional que rezan: Dios, Patria y Libertad, para poder sortear este difícil momento que zarandea con hacer naufragar la nave de febrero.
La segunda, pedir a los poderosos nacionales y extranjeros que dejen de vernos de una vez y por todas como una oportunidad de negocios y abran aún más sus brazos solidarios para proporcionar mayor cooperación sanitaria y económica en este momento tan angustiante.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.quezada.alberto218@gmail.com