La Redacción
Santo Domingo
La profesión de chef, en su concepto más amplio, está íntimamente ligada al prestigio, la admiración, el glamour y el deleite de los sentidos. Sin embargo, para lograr el éxito se requiere de mucho tiempo de estudio, largas horas de práctica, disciplina, pasión y empeño.
Sin duda, no cualquiera puede ser chef. La cocina es arte, talento, amor y vida. Juan Alejandro Pereyra, conocido como Chef Alejo, lo sabe. Y va dando pasos firmes y enfocados para lograr posicionarse en el mudo gastronómico.
A sus escasos 24 años, Pereyra ha cultivado el don de crear texturas y sabores únicos, de esos que cuando los llevas a la boca dibujan una sonrisa en el rostro después de cada bocado.
Su pasión no es herencia, es el resultado de su clara visión y el ímpetu de hacer magia con cada receta. “Me inspira convertir un producto básico en arte”, dice el experto egresado del Instituto de Argentina de Gastronomía IAG, y quien formó parte de la cocina de Astrid & Gastón, en Lima, Perú.
Además, se desempeña como chef docente en el reconocido instituto internacional de artes culinarias Mariano Moreno, uno de los centros gastronómicos más prestigiosos de Latinoamérica.
Luego de repasar su perfil de Instagram @chefalejo y disfrutar de las fotografías de sus creaciones, especialmente los postres; ver el excelente manejo de su imagen profesional, y el equilibrio con su vida familiar, la pregunta obligada es:
¿Cuál ha sido su mayor reto?
“Mi mayor reto es dar credibilidad tanto a la hora de dar clases como a la hora de un trabajo en algún restaurante, pues por mi edad siempre está la duda de si está bien preparado o se tiene la capacidad para llevar un grupo. Lamentablemente, en República Dominicana falta creer en el talento joven”.
¿En qué momento supo que la gastronomía era su gran pasión?
Lo supe desde siempre, desde niño, cuando veía cualquier programa de gastronomía o cuando me tocaba ayudar en la cocina los fines de semana, lo que nunca pensé que me dedicaría cien por ciento a esto.
¿Cuál diría que es su plato estrella?
No consideró ningún plato estrella, creo que cada uno tiene su encanto y cada uno complace un paladar distinto.
Recuerda ¿cuál fue su primera receta?
Con lo primero que comencé a curiosear fue con postres, un verano en casa de mis tíos en Estados Unidos ya que me quedaba mucho tiempo para inventar comencé a buscar recetas y a dañar productos, en ese momento mi verano se comenzó a poner interesante, tenía apenas ocho años.
¿Qué es para usted una receta perfecta?
Una receta perfecta es la que se aprovecha al máximo un producto y se respeta, creando obras de arte con lo que pensamos que es cotidiano.
¿Qué le diría a un joven que desea ser chef?
Aunque suene cliché, le diría que luche por sus sueños y que el camino no será fácil, pero, como siempre digo, lo que vale la pena cuesta. Trata siempre de ser tú mejor versión y aunque a veces las cosas no salgan como las planees, tú sigue enfocado.
¿Cuál es su proyección a futuro?
El futuro es lo más incierto, eso lo terminamos de aprender en la pandemia, mientras, quiero seguir formándome y compartiendo mis conocimientos sin miedo y sin secretos, como lo he hecho hasta la fecha.