Ángel Luis García
La coherencia, determinación y un norte definido son de los ejes principales que deben adornar la trayectoria de los jóvenes al momento de dedicar su vida a la política partidaria activa.
En la medida en que los jóvenes actúen con mayor con firmeza en esa dirección, la sociedad dominicana les conferirá respeto, confianza y admiración.
En una ocasión el escritor motivacional Argentino de origen Italiano Walter Riso dijo: “Hay gente que funciona como una escopeta de perdigones, piensa una cosa, siente otra y sus actos se dispersan sin dirección”.
Resulta lamentable y vergonzoso ver como jóvenes políticos dominicanos echen a la basura su corta trayectoria política por una posición en un gobierno que, en muchos de los casos, ni siquiera la necesitan en términos económicos y profesionales.
Éticamente es incomprensible un político se pase varios años expresándose y vendiéndose como una persona independiente, criticando el abuzo del uso de la nómina pública y más que se pasaran momentos importantes de la vida nacional protestando sobre el sistema partidario, de repente haga todo lo contrario.
Desafortunadamente tenemos varios ejemplos. Encabezan esa lista Jonathan Liriano, Carlos Pimentel y Bartolomé Pujals. Estos, por una paga que va entre RD$150,000 y RD$250,000 mensuales, se han convertido en “muñequitos transformers”.
Una vez concluya la administración del presidente Luis Abinader, dentro de 39 meses, veremos cuáles serán sus discursos frente a una sociedad que una vez les confirió cierta credibilidad.
Esperemos que, como el cóndor de los Andes, el poder pasa inexorablemente en la vida.
Y como diría el extinto narrador de beisbol dominicano, ¡Qué pena debe de dar!