Agencias
Bogotá, Colombia
Decenas de miles de personas se echaron este miércoles a las calles de varias ciudades colombianas para pedir al Congreso que no apruebe la reforma tributaria del Gobierno y se centre en el salario mínimo, en una jornada empañada por la violencia en Bogotá y Cali, donde una persona murió.
Con el «No a la reforma tributaria» impregnado en cánticos, pancartas, camisetas y carteles, los colombianos se movilizaron en las principales ciudades alegando que la reforma que impulsa el Gobierno del presidente Iván Duque es «hambre y miseria para el pueblo».
En Bogotá, desde la mañana se produjeron movilizaciones en varios puntos y la principal, encabezada por sindicatos y acompañada por miles de personas, fue desde el Parque Nacional hasta la céntrica Plaza de Bolívar.
Con carteles de apoyo a la protesta, los colores nacionales en camisetas, globos y banderas y a ritmo de batucadas, los manifestantes pidieron tumbar la reforma tributaria y clamaron contra el Gobierno, reclamando además una renta básica.
IMPUESTOS PARA LOS MÁS GOLPEADOS
«Nos estamos movilizando en contra de la reforma tributaria que se viene discutiendo en el Congreso y exigiendo renta básica para las comunidades y para la gente de los barrios que ha sufrido con mayor fuerza las consecuencias de la pandemia», dijo a Efe Maribel Salamanca, procedente de las organizaciones sociales de Ciudad Bolívar, uno de los barrios más humildes de Bogotá.
La subida de impuestos a productos básicos de la canasta familiar o el progresivo aumento del impuesto a la renta a quienes ingresan 2,4 millones de pesos mensuales (unos 544 euros) puede afectar a estas poblaciones, que han sido las más golpeadas económicamente por la pandemia.
El Gobierno alega que necesita cerrar el hueco que ha creado la pandemia en las arcas del Estado, y con la reforma tributaria espera recaudar 25 billones de pesos (unos 5.600 millones de euros).
Uno de los sectores afectados por la reforma es el de la cultura, herido de muerte por la pandemia y que alega que la ley acaba con organismos que ayudaron a desarrollar la industria del cine, entre otras, mediante subvenciones.
La reforma «quita apoyos, que aunque eran pocos existían, y de paso pone en una cintura tributaria a la gente que realmente no tiene un ingreso fijo», dijo a Efe el portavoz de la Coalición de Trabajadores por la Cultura, Ricardo Arcos.
Desde esta plataforma consideran que la reforma apuesta por la guerra y no por los sectores que apoyan la paz. «La cultura tiene que ser la vanguardia política de la nación, la defensa de la cultura es la defensa de la humanidad y de la paz y los trabajadores de la cultura desempeñamos un papel fundamental ahí», argumentó Arcos.