Por Guaroa Gil
Al parecer la dirigencia del Partido Revolucionario Moderno (PRM) no alcanza a entender la magnitud de la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia a nivel mundial, afectando muy seriamente a las personas y a las empresas, cuando coloca en el debate nacional la potencial reelección del presidente Luis Abinader a ocho meses de asumir la conducción del Estado.
Los devaneos de los perredemistas pone en evidencia que el gran problema de América Latina no es el populismo: es el continuismo. No entienden que las desventajas y las desigualdades se han ampliado como consecuencia del Covis-19; que el país requiere de políticas públicas que posibiliten una recuperación económica rápida que sienta las bases de un sistema económico más sostenible e inclusivo.
Se haría un gran favor al país si se airea los proyectos que tiene el Gobierno para mejorar el clima de negocios, eliminar las barreras al comercio, a la inversión y para seguir llevando a cabo las reformas en educación, en salud y el sistema de pensiones pos pandemia.
Así como los planes que tiene para reducir las pérdidas en el sector eléctrico, las ineficiencias en los mercados de productos, del trabajo, y para ampliar y fortalecer el sistema de seguridad social, para lo cual se necesita espacio fiscal adicional, entiéndase una reforma fiscal integral que aumente los ingresos del Gobierno central ante el agotamiento de los Instrumentos monetarios para reactivar la economía y antes la imposibilidad de continuar sosteniendo el crecimiento con recursos externos.
Los responsables de formular esas políticas públicas deben de garantizar que todos se beneficien de la recuperación y que la desigualdad no se agrave. Pero, lamentable, en el esperpento -entendido como una realidad deformada y grotesca- no se visualiza la forma en que serían abordar los problemas arriba citado un vez contenida la pandemia, por el contrario solo vislumbra la palabra reelección.
A pesar de que el Banco Mundial vaticina que Republica Dominicana crecerá este año 4.8 por ciento, muy por encima de El Salvador, México y Brasil, advierte que el panorama presenta riesgos y la actividad podría disminuir por la imposibilidad de contener la pandemia, problemas relacionados con la deuda y el financiamiento externo, las tensiones sociales y daños económicos no previstos.