Agencias
Washington, Estados Unidos
Un policía falleció y otro resultó herido tras ser atropellados y atacados con un cuchillo por un asaltante que fue mortalmente abatido junto al Capitolio de Estados Unidos, en un trágico suceso que la policía no considera terrorismo y que se produce apenas tres meses después del asalto violento al Congreso.
Según explicó esta tarde la policía, el atacante embistió su vehículo contra una barrera de seguridad junto al Capitolio, salió del vehículo con un cuchillo en la mano y corrió a atacar a los dos agentes.
Pittman explicó que el atacante -que fue más tarde identificado por medios locales como Noah Green, de 25 años- fue disparado por los agentes tras salir del vehículo y esgrimir un cuchillo de manera «agresiva» contra ellos. Murió poco después en un hospital de Washington.
Las autoridades han afirmado que la amenaza de seguridad ya ha concluido y que el suceso «parece» no tener relación con un acto terrorista.
Justo después de la una de la tarde, la Policía del Capitolio enviaba un mensaje a las oficinas de los congresistas en el que alertaba de «una amenaza de seguridad externa» y señalaba que las instalaciones quedaban clausuradas.
Inmediatamente, se produjo un enorme despliegue policial y de seguridad en los aledaños del Capitolio, en el centro de la capital estadounidense.
El Congreso se encuentra en receso por las vacaciones de Semana Santa por lo que los legisladores y senadores no se encuentran en su interior, y las instalaciones estaban prácticamente vacías.
Por su parte, el presidente estadounidense, Joe Biden, dejó la Casa Blanca esta mañana para pasar el fin de semana en la residencia de descanso de Camp David, a las afueras de Washington.
LA SOMBRA DEL ASALTO AL CAPITOLIO DE ENERO
Pittman afirmó que debido a que la investigación está en curso no podía ofrecer más precisiones a la vez que reconocía que los miembros de la policía del Capitolio están pasando «momentos extremadamente difíciles».
Las informaciones hicieron revivir inmediatamente los trágicos acontecimientos del pasado 6 de enero cuando una turba de seguidores del expresidente Donald Trump llevó a cabo un violento asalto al Capitolio, que dejó cinco muertos, y que ofreció unas imágenes inauditas en la historia reciente de EEUU.
Entre los fallecidos, se encontraba un agente de la policía del Capitolio.
Debido a ese ataque Trump fue sometido a su segundo juicio político en el Senado, del que fue absuelto el pasado 13 de febrero, después de haber abandonado ya la Casa Blanca.
El ataque de entonces se produjo cuando los legisladores se encontraban en plena sesión para certificar el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre pasado en las que el demócrata Joe Biden se impuso a Trump, quien se negó durante semanas a reconocer la derrota electoral.
El Capitolio de Estados Unidos se encuentra blindado desde entonces, aunque hace dos semanas se habían retirado parcialmente algunas de las vallas de seguridad.
Parece, de hecho, más una base militar que la sede del Legislativo estadounidense.
El pasado mes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, remarcó que «la amenaza de extremismo violento doméstico, particularmente de carácter racial y por extremistas antigubernamentales, no comenzó ni culminó el 6 de enero» al señalar que «el actual ambiente de elevada seguridad en la capital es una ilustración ello».
A comienzos de marzo, la Policía del Capitolio solicitó una extensión de 60 días de los miembros de la Guardia Nacional desplegados en la capital estadounidense y que en principio tenían previsto retirarse el 12 de marzo, poco después de conocerse un supuesto plan de una milicia de irrumpir en el edificio.
«La Guardia Nacional debería quedarse todo el tiempo que fuese necesario», afirmó entonces en una conferencia de prensa Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes.
Esta tarde, tras conocerse lo ocurrido, muchos congresistas han comentado en redes sociales este suceso que posiblemente abrirá de nuevo la discusión sobre la seguridad del Capitolio.
En declaraciones a CNN, el demócrata Adriano Espaillat se declaraba por ejemplo a favor de extender de nuevo el perímetro de protección alrededor del Congreso, al señalar que la seguridad es lo primero. «No pueden acercarse tanto», defendió el legislador por Nueva York.