Oscar López Reyes
La caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 (reunificó a las dos Alemania), dejó la percepción de que sería el preámbulo para un mapamundi sin separación físico/territorial ni soberanía pero, como si fuera un aviso al revés, rotuló el florecimiento de la fronterización global. El citado año había 15 muros, y desde entonces los erigidos suman 77, en una cartografía a la que en los próximos años se adicionarían otros 40. El dominico-haitiano sería el número 78.
Adelantarse a señalar que el muro 78, que sería emplazado en la demarcación República Dominicana-Haití, no funcionará, destella una opinión superficial, vaga, desactualizada o marcadamente sesgada. Cada año mueren decenas de miles de personas que toman caminos riesgosos, en virtud de que no pueden atravesar las líneas de protección de la soberanía de naciones.
Entre las rayas divisorias, las más controladas, seguras y llamativas están las de Corea del Norte-Corea del Sur, Israel-Cisjordania, Estados Unidos-México, España-Marruecos, Afganistán-Pakistán, Hungría-Serbia, Bangladés-India, Sudáfrica-Zimbabue, Canadá-Estados Unidos y Noruega-Suecia. Son levantadas con planchas de acero y otros metales afilados, hormigón armado, alambradas de púas, ladrillos, trincheras de arena, mojones, vallas electrificadas, torres de control, zonas desmilitarizadas, etc., reforzadas con radares, drones, helicópteros, aviones teledirigidos, sensores, cámaras, sondas de dióxido de carbono, satélites de vigilancia electrónica, sistemas de morteros y misiles, redes de comunicación y vehículos blindados.
Existen barreras totalmente infranqueables, y otras que son vulnerables en un bajo porcentaje en cruces específicos, y en los contornos de algunos de ellos narcotraficantes han construido túneles, que son efímeros, porque son descubiertos en poco tiempo, y cuya operatividad se complica con las tecnologías de punta. ¿Tienen los hambrientos haitianos capacidad financiera y tecnológica para edificar túneles?, y ¿pueden ser sustituidos los militares sobornables por robots monitoreados desde centros a distancia?
¿Pueden ser utilizados los contrafuertes infranqueables y vulnerables como laboratorios para desechar fallas y asumir efectivos sistemas de gestión fronteriza y nuevos escenarios de actuación como modelos arquitectónicos para la seguridad y el control?, o ¿creemos o no en la superación y cambios humano-científicos?
Principiemos por la simplicidad, y preguntemonos si funcionan o no una empalizada rural, una pared trasera entre casas de un pueblo, los portones de parqueos y las verjas de hierro en residencias; en aeropuertos, recintos policíacos/militares, canchas deportivas, clubes recreativos, centros de enseñanza públicos y privados, o el Palacio Nacional. Pueden ser laxos, pero cumplen un cometido. Las murallas germánica-romana (19 c.C-430 d.C.) y China (erigida entre los siglos V a.C. y XVI) comenzaron en la antigüedad artesanalmente, y hoy son patrimonios de la humanidad.
¿Podrá convertirse en el futuro la verja dominico-haitiana en un atractivo turístico, circunvalado por una carretera internacional engalanada con monumentos y simbolizada en batallas y personajes históricos? Y, en la lejanía de los siglos, ¿sería un patrimonio de la humanidad?
Vayamos ahora a la complejidad. Las migraciones humanas se registraron en los períodos Prehistórico, la Antigüedad, la Edad Media y la Moderna, por conflictos socio-políticos, las precariedades económicas, los ciclones, terremotos y otros fenómenos naturales. En la Edad Contemporánea, que comenzó con la revolución francesa de 1789 (hasta hoy), particularmente desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se incrementó en la pendiente ilegal.
Y el derrumbe del Muro de Berlín (símbolo de la Cortina de Hierro y la Guerra Fría), que entre 1949 y 1989 fragmentó territorialmente a la República Democrática Alemana (socialista) y la República Federal Alemana (capitalista), avizoró el advenimiento de fronteras abiertas para los flujos transfronterizos legales e irregulares.
Los sin papeles o indocumentados representan, conforme estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un 15% de esos desplazamientos, que se materializan trotando por montañas, llanuras y desiertos; saltando vallas o en frágiles embarcaciones, y huyendo por el hambre y las guerras. Son rechazados por su status migratorio, por su escasa formación técnico-profesional, por ser una amenaza para la seguridad de las naciones y porque desvalorizan el empleo en la globalización neoliberal.
Esa movilidad, promovida en parte por el negocio del tráfico de personas, ha obligado al levantamiento de paredes fronterizas, y al surgimiento de nuevos conceptos: territorios y territorialidad, referente de nueva identidad, procesos transculturales o culturales híbridos de la post-modernidad, apropiación de nuevos hábitats, memoria espacial, reconfiguración de las relaciones rurales-urbanas, el post-nacionalismo y sujeto cosmopolita de la mundialización.
Las barreras han sido empinadas, además, para el control del contrabando, prevenir el terrorismo transfronterizo, el acceso de enemigos y traficantes, la protección de recursos naturales, y por el nacimiento de nuevos Estado-Nación: en 1960 existían 80, y en el 2021 totalizan 194.
Comarcas jurisdiccionales han sido sellados en Asia, Europa, Africa, América y Oceanía:
Corea del Norte-Corea del Sur: Construida en 1945, esta franja mide 237 kilómetros de largo y cuatro kilómetros de ancho desmilitarizados, y resalta por ser la más fortificada del mundo: un millón de soldados. Ese cordón de encanto turístico, por sus miles de especies únicas en su vida silvestre, está custodiado por la República Popular Democrática de Corea (socialista pro-china) en el Norte y la República de Corea (capitalista pro-norteamericana) en el Sur, por lo que no pasa ni una hormiga.
Israel-Cisjordania: Una barrera de 721 kilómetros edifica el gobierno de Israel en Cisjordania, siguiendo el trazado aproximado de la “línea verde” fijada en 1849, pero anexándose un 10% de los terrenos de esta nación. Ese lindero divide a Jordania, Siria, Palestina y Egipto. Desde hace un siglo, Israel se enfrenta violentamente por la meseta de los Altos del Golán y la Franja de Gaza, con decenas de miles de muertos, más de 30 mil heridos, decenas de miles de hogares destruidos y cerca de 12 millones de refugiados.
Estados Unidos-México: Creada en 1819, con una extensión de 3 mil 169 kilómetros, desde 1994 Estados Unidos sube un muro de cuatro metros que lleva más de mil kilómetros. Como inmigrantes y refugiados no pueden saltarlo, se deciden a caminar por la remota y riesgosa zona desértica no construida: el caudaloso río Bravo/Grande, donde cada año encuentran decenas de miles de cadáveres, que son sepultados sin identificar. Sólo son evadidos por narcotraficantes, con nuevas tecnologías, para introducir sus mercancías.
España-Marruecos: Melilla y Ceuta son las únicas dos ciudades españolas que conectan con Marruecos, en la frontera terrestre (12 kilómetros de largo y seis metros de alto) más fortificada de la Unión Europea. Cada año miles de marroquíes fallecen ahogados o cuando tratan de saltar la valla. El 93% de los que ingresan ilegalmente, instigados desde una flota de barcos en el Mar Mediterraneo, que les piden “venid, venid, venid…”. Desde el 8 de febrero de 2021, los pasos fronterizos están cerrados por el coronavirus.
Afganistán-Pakistán: Creada la Línea Durand en 1893, estas repúblicas islámicas tienen un límite de 2 mil 679 kilómetros (por donde no atraviesa ningún forastero), escenario en comunidades tribales de habituales escaladas de enfrentamientos, desde la independencia de Pakistán en 1947, con el lanzamiento de misiles y proyectiles de artillería. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, han muerto más de 50 mil afganos, talibanes de Al-Qaeda y yijadistas, y más de cinco millones de personas han sido trasladadas a campamentos de refugiados en zonas pacíficas. Desde el 2007 edifica un muro fronterizo de tres metros de alto.
Hungría-Serbia: Una valla de alambres de púas de 150 kilómetros y cuatro metros de altura, fue tendida por Hungría en el 2015, y preparó dos campamentos que alberga a solicitantes de asilo. Para los que intentan pasar la línea divisoria, la Guardia Fronteriza de Hungría utiliza perros, pistolas paralizantes y porras, y aerosol de pimienta, con un saldo de más de 60 mil inmigrantes muertos o desaparecidos, y otros 18 mil se ahogaron en el Mar Mediterráneo, en esfuerzos por alcanzar a Europa.
Bangladés-India: Marcada en 1947, su demarcación internacional de 4 mil 156 kilómetros está separada por vallados de los lados territorios, en cumplimiento del “Acuerdo de límites terrestres” de 2015 y ratificado en el 2017. Con frecuencia se registran choques entre la Guardia de Fronteras de Bangladés y la Fuerza de Seguridad Fronteriza de India, que están facultadas para disparar a la vista a indocumentados y contrabandistas que cruzan la barrera indo-bangladesí, y en la primera década del siglo XXI han sido asesinadas más de mil personas.
Sudáfrica-Zimbabue: Trazada en 1881, con una longitud de 225 kilómetros, en su cercanía se montó una “triple barrera de alambres de púas y vallas electrificadas”, que “pueden ser programadas para aplicar choques que van de leves a mortales”. Cientos de miles son asaltados, extorsionados, abandonados y violados sexualmente por los llamados Amagumagumas, que también entregan a los indocumentados y contrabandistas a agentes de migración y aduanas.
Canadá-Estados Unidos: Más de 8 mil hitos o estacas han sido colocados en la paralela limítrofe terrestre binacional de 5.061, la más extensa del globo terráqueo, casi 240 años después de su trazado (1783) como una línea recta imaginaria, en espacios geográficos peculiarizados por montañas, embalses naturales y afluentes, entre ellos el río Niágara y el Lago Michigan, y una amplia franja deforestada de unos seis metros de ancho. Durante el gobierno estadounidense antiimigratorio de Donald Trump ese confín se convirtió en una zona caliente, porque decenas de miles sin documentos se trasladaron hacia el círculo polar ártico.
Noruega-Suecia: Este linde de mil 600 kilómetros (el más extenso de la Unión Europea), está rotulado con mojones de piedras desde 1752-1765 y ratificado en 1905, que aún se mantienen. En vez de la inmigración ilegal, porque en los 26 países del espacio Schengen está permitida la libre circulación de personas, sí controlan, sin fricciones, el contrabando de mercancías y drogas, apoyados en la colaboración mutua, el patrullaje compartido y la tecnología de punta, que la convierten en la frontera más resguardada, ágil y eficaz del viejo continente.
Los mencionados y otros muros han reducido, indudablemente, la llegada de migrantes ilegales a los países de destino. ¿En un 100%, en un 95% o en un 90%? Con los nuevos dispositivos tecnológicos, la efectividad de esas barreras será mayor.
La frontera dominico-haitiana fue fijada oficialmente mediante el tratado de limitación del 21 de enero de 1929 y su protocolo de revisión de 1936 y, abrigados en ellas, fueron erigidas 313 pirámides, la mayoría de las cuales han sido desprendidas. Esa superficie, accidentada en amplios tramos, tornea porosa o cuasi abierta.
Aún plantados esos bornes, poderosos sectores haitianos han dicho que ellos no caben en su territorio, y mientras dominicanos abandonan pueblos limítrofes, los vecinos los ocupan. Además de interrumpir el acceso a los fullerogariteroventajistatramposos, un muro evitará conflictos territoriales en el porvenir y el imprescindible espectáculo de desalojar a forasteros.
Si el presidente Luis Abinader Corona comienza y eleva, en un buen trecho, la barandilla fortificada, salvará la patria y se consagrará titánicamente como un pertinente interprete de la conciencia ciudadana. Y ocupará evocados folios en la memoria nacional.